El rostro de la decadencia en Acaba con ellos (Bring them down)

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Faustino Medina

Lo que distingue al buen cine es su capacidad de hacernos sentir la angustia de otros como si fuera nuestra, colocándonos en sus momentos más difíciles. No exagero al decir que Acaba con ellos (Bring them down) de Chris Andrews logra transmitirnos el dolor e impotencia de los protagonistas. Esta producción cuenta con las actuaciones estelares de Christopher Abbott, Barry Keoghan, Colm Meaney, Nora-Jane Noone, Paul Ready, Aaron Heffernan, Susan Lynch, entre otros. Esta fue presentada en 2024 y logró buena aceptación entre los críticos y festivales. De hecho, en el British Independent Film Awards (BIFA) ganó el premio a Mejor director debutante

Acaba con ellos (Bring Them Down) transcurre en los agrestes y melancólicos paisajes de Irlanda. La historia gira en torno a una familia de pastores que enfrenta batallas en diversos frentes: disputas internas, tensiones familiares soterradas y una rivalidad latente con un granjero vecino. A lo largo de sus ciento cinco minutos, la película desvela cómo dos familias marcadas por un pasado trágico alimentan un conflicto que, inevitablemente, desemboca en una tragedia tan profunda como involuntaria.

Un aspecto que me resultó particularmente interesante en esta película —aunque no del todo original— es la forma en que se estructura el relato. Comienza con un recuerdo trágico, continúa con la pérdida de unas ovejas y la paulatina decadencia del padre, todo narrado desde la perspectiva de Michael. Hacia la mitad, la historia nos ofrece una relectura de los hechos clave desde el punto de vista de Jack, el hijo del granjero rival. Este recurso narrativo, casi elíptico, exige del espectador una atención constante para reconstruir, con mayor claridad, el entramado de los sucesos. 

No puedo concluir sin destacar el trabajo del director de fotografía, Nick Cooke. Su composición visual enriquece notablemente el relato, desde los planos generales que captan la inmensidad de los paisajes irlandeses hasta los primeros planos que acercan al espectador al dolor íntimo de los personajes. Además, su manejo de la luz y la iluminación crea una atmósfera densa, sombría y profundamente melancólica. Sin duda, la cinematografía no solo embellece la película, sino que se convierte en un elemento clave para la construcción de su sentido narrativo.

En conclusión, esta poderosa historia logra demostrar que la ambición es uno de los males capitales de los seres humanos. Las actuaciones, la manera como nos la cuentan y su belleza visual son los mejores argumentos para convencerles de mirar esta película. Espero que, luego de verla, saquen sus propias conclusiones sobre la misma y, si desde su mirada merece estos elogios, la sigan recomendando.

     

Faustino Medina

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